En el webinar convocado por Fenavi ‘Perspectivas de costos de insumos y materias primas para el sector avícola 2021’, hubo importantes conclusiones que servirán para planificar la gestión en la próxima vigencia.
Con la presencia de tres expertos en el comercio internacional de alimentos, quienes laboran para prestigiosas entidades de investigación, consultoras y comercializadoras, más de un centenar de avicultores colombianos siguieron con gran interés este webinar organizado con el fin de entregar a nuestros asociados herramientas que sirvan para afrontar el nuevo desafío con el que cierra la avicultura comercial en este año atípico: la dramática subida de los precios del maíz amarillo duro y la soya.
Compartieron su conocimiento y calificadas opiniones Nan-Dick Murder, especialista senior en proteína animal de Rabobank; Justin Choe, analista de la Oficina del Jefe Economista en el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), así como el colombiano Jorge García, CEO fundador de la firma comercializadora Prelude Harvest, con asiento en Nueva York.
Durante casi cuatro horas de interesantes disertaciones e interacción con los empresarios avícolas colombianos el webinar arrancó con la charla de Murder, ‘Perspectiva de los mercados de granos y oleaginosas y cómo afectará la industria avícola’. En ella, el experto de Rabobank recordó que un reto similar de altos costos en materias primas se vivió de febrero de 2007 a agosto de 2014, pero con cuatro características principales que agravan la actual coyuntura.
Estas son la recuperación de la producción cárnica china luego de la devastara epidemia de Peste Porcina Africana (PPA), la incertidumbre económica ocasionada por las sucesivas olas de contagio del Covid-19, la volatilidad del dólar y la amenaza de sequías severas en zonas productoras de granos con motivo del Fenómeno de La Niña.
De una caída del 42% en la producción de cerdo (la proteína animal favorita en el gigante asiático) de 2018 a 2019 por la PPA, China experimenta un crecimiento a la fecha del 15%, lo que estaría detrás de la alta demanda de insumos. Aseguró Murder que China importará al cierre de 2020 más de 132 millones de toneladas de frijol soya, trigo y maíz.
La devaluación o fortalecimiento del dólar es otro elemento que condiciona la disponibilidad de estos commodities, principalmente desde Suramérica y la cuenca del Mar Negro (en especial Ucrania, cuarto exportador mundial de maíz). La espera en Argentina de lo que se considera una inevitable devaluación del peso, estaría frenando la disponibilidad de mayor oferta de granos desde
ese país.
Recalcó también el hecho positivo de que la demanda interna en los Estados Unidos de etanol elaborado con maíz aún no recupera los niveles previos a la pandemia, dada la merma sostenida en la actividad transportista. Sin embargo, considera que el panorama de altos precios para los granos que empezó en octubre y llegó al 25% se mantendrá por largo tiempo, por buena parte del 2021, mientras la demanda china se sostenga.
Aparte de Estados Unidos, Brasil y Argentina, no hay muchas opciones de sustitución para la compra de estos insumos, que igual considera todavía se tiene disponibilidad a pesar de las crecientes cotizaciones. Además, el uso de otros sustitutos en las formulaciones para alimentación animal, como el trigo, ya se viene implementando en otras áreas como la Unión Europea y la misma China, hecho que a su vez también jala hacia arriba sus precios.
A manera de recomendaciones, Murder sugirió a los avicultores un manejo disciplinado de las compras de insumos, vinculado a expectativas realistas de consumo interno de carne de pollo y de huevo en cada mercado. Aseguró que no es momento de hacerse a grandes inventarios y que estas adquisiciones se hagan con miras de gestión cortas, como el mes siguiente.
Es mejor pensar en lograr mayores eficiencias, conversiones promedio cercanas a 1.6 y economías de todo tipo, pues considera que es muy difícil que el mercado global de estos insumos encuentre alguna manera de corregir a la baja los precios, ya que más proveedores y más tierras de disposición inmediata no son posibilidades reales.
Seguimiento en fuentes confiables
Justin Choe, analista económico del USDA habló sobre la ‘Producción actual de granos en Estados Unidos y sus proyecciones para 2021’. En virtud del tratado de libre comercio (TLC) suscrito por el país norteamericano con Colombia en 2012, los productores de soya y maíz amarillo estadounidense son los principales proveedores de estos
insumos para la avicultura nacional.
Para comenzar, recordó que los avicultores colombianos y del mundo pueden acceder a herramientas virtuales de consulta dispuestas por el USDA en su portal web, consideradas como referentes mundiales por su alta confiabilidad. Entre estas herramientas que podría facilitar la
toma de decisiones corporativas, mencionó tres principales.
Son ellos WASDE (World Agricultural Supply and Demand Estimates, PS&D Database, los Outlook Reports, al igual que los boletines de World Markets and Trade, Foreign Agricultural Service (FAS)/USDA y del Global Agricultural Information Network (GAIN) Reports, FAS/USDA. Todos combinan análisis comerciales y meteorológicos y suelen actualizarse en los primeros 10 días de cada mes.
Al presentar un contexto más amplio, Choe indicó que en los últimos 20 años la producción mundial de maíz prácticamente se duplicó, al pasar de 600 millones de toneladas a los más de 1,100 millones actuales. “Ningún otro grano ha vivido ese crecimiento. En el mismo lapso, el arroz creció 23%, la cebada 18% y el trigo 33%. Cada año, las cosechas de maíz mejoraban 3.5%, el doble del trigo interanual”.
Esta circunstancia no será extraña para el ejercicio de 2020/2021, cuando Estados Unidos, el mayor productor mundial, registre una cosecha de 368 millones de toneladas, la tercera mayor de la historia. Brasil registrará otro récord con 110 millones de toneladas, Argentina rondará los 50 millones y Ucrania, el cuarto exportador mundial, llegará a 28.5 millones de toneladas de maíz.
Esta buena disponibilidad ha venido apalancando la creciente demanda de alimentos cárnicos y habitualmente los países que debían recurrir a las importaciones de granos y oleaginosas para suplir sus necesidades internas de estos insumos para su negocio cárnico, decidían cómo proveerse a partir de la cercanía geográfica, “pero los actuales niveles de precios podrían cambiar eso”.
Añadió que los países claves en la exportación de granos en el mundo, especialmente de maíz, son cuatro. De las más de 180 millones de toneladas que se transarán en el mundo, por lo menos 162 provienen de dichos territorios, a saber 66.3 millones de EEUU, 39 millones de Brasil, 34 millones de Argentina y 22.5 millones de toneladas de Ucrania, en la cuenca del Mar Negro, en Europa Oriental.
“Para Colombia, la proyección del USDA es que haya importación de 6.5 millones de toneladas de maíz al cierre del año”, dijo Choe. Sobre el auge importador de cereales y oleaginosas por parte de China, que explica las recientes alzas, comentó que se mantendría en los próximos meses porque la potencia asiática anunció que su surtiría con al menos 13 millones de toneladas. Las proyecciones del USDA previas a octubre hablaba de precios de 3.7 dólares por bushel y ahora está en 4.20 dólares para los futuros a diciembre y con tendencia a seguir subiendo.
Al igual que Murder, afirmó que el mercado interno del etanol de maíz en Estados Unidos no agregará mayor presión a los precios de este cereal. Finalmente, al ser consultado sobre el posible papel de los fondos de inversión en esta escalada alcista de insumos, respondió que sabe de algunos fondos que han comprado a futuros de un año “pero nadie conoce el verdadero impacto de ese movimiento en el precio; la demanda China sigue siendo la explicación principal”.
Cuando se le pidió su opinión de por qué crecían los precios de los granos en un entorno de crisis económica y bajo consumo como efecto de la pandemia, atinó a señalar que “se pudo presentar una sobreestimación del impacto económico, pero eso varía de país a país. Puede decirse que enmuchas partes los consumidores cambiaron sus hábitos y las políticas de estímulo para la reactivación económica paulatina de algunos gobiernos estarían dando resultados”. Finalmente espera que los altos precios motiven a más inversión en la siembra en todos los países, inclusive los que son deficitarios en cereales y oleaginosas.
Caída global de inventarios
Jorge García, de la firma Prelude Harvest, cerró la webinar aportando el punto de vista de un negociador internacional de commodities, quien además es colombiano y por lo mismo “aterrizó” a nuestro entorno muchas de las consideraciones expresada por los expertos extranjeros que le precedieron.
El primer concepto reforzado por García es que la disparada en los precios no solo se debe a la caída de los inventarios o reservas mundiales de maíz y soya por las compras masivas de China; también tiene que ver el hecho de que se hayan revisado a la baja las proyecciones de cosechas en dos de los mayores exportadores mundiales: Estados Unidos y Ucrania.
“En realidad, el crecimiento en las compras chinas de commodities se venía viendo desde julio, pero los precios no se dispararon hasta octubre luego de que se anunciaran menores rendimientos por hectárea en esos países”, expresó agregando que en octubre se oficializó la caída en 5.45 millones de toneladas para la cosecha estadounidense de maíz, al bajar el pronóstico inicial de 373.95 millones a 368.49 millones.
Al mismo tiempo se dio la revisión a la baja en 8 millones de toneladas para la cosecha ucraniana (de 36.5 millones a 28.5 millones). Si bien los pronósticos en Brasil y Argentina se mantuvieron estables, lo anterior dejó un vacío de casi 14 millones de toneladas que profundizó la decisión china de comprar 13 millones de toneladas de maíz.
Todo lo anterior impactó los inventarios globales e inclinó la balanza a favor de la demanda global sobre la oferta, que pese a ser históricamente alta, resultó siendo insuficiente para mantener un mercado en calma. Al cierre de este año se espera que las reservas mundiales caigan en 11.9 millones de toneladas, cerrando en 291.43 millones.
“Si China decide que no va comprar 13 millones, sino 20 o 30 millones, los precios se dispararán nuevamente. Por la falta de transparencia en la información oficial china, no conocemos la situación verdadera de sus reservas que se calculan en 191.5 millones de toneladas. El primer gran pedido chino de maíz se dio el 10 de julio y fue de 1.7 millones de toneladas y ya había pandemia”.
En un comienzo se creyó que estas compras se daban en el marco del nuevo acuerdo comercial presionado por el presidente Donald Trump, “pero en realidad parece que sí están comprando por una genuina necesidad de su mercado interno”. Si China decide superar los 13 millones de toneladas de maíz compradas (7 millones más de lo habitual) podría rebasar a Japón como principal importador mundial de ese grano (16 millones anuales).
Como sus colegas expertos en el webinar, considera que los precios altos se mantendrán y por el momento, mientras entran las cosechas suramericanas alrededor de marzo, Estados Unidos será el proveedor más confiable para satisfacer la demanda china y del resto del sudeste asiático. “Hay filas de barcos esperando atracar en Nueva Orleans para cargar grano, de hasta 15 días”.
Señaló lo que para él es un fuerte indicio que da para asumir que las compras chinas se mantendrán o aumentarán. “también están comprando todo el excedente de sorgo de los Estados Unidos. y están pagando la tonelada 80 dólares más cara que la de maíz. También trigo y cebada forrajera”.
Acerca de los cercanos incrementos en los precios del maíz prevé que podría llegar a los 5 dólares el bushel, añadiendo que “los valores cercanos a los tres dólares que veíamos en junio no los volveremos a ver en mucho tiempo, quizás hasta pasado el 2021, si el actual panorama no cambia drásticamente”.
Respecto a la soya, comentó que pasa básicamente lo mismo. “Estados Unidos aportará 17 millones de toneladas adicionales a la producción mundial; Brasil, 7 millones de toneladas. Como el maíz, hay mayor disponibilidad que antes, pero la demanda china absorbió esos excedentes y los superó. Solamente en la semana del 19 de noviembre, China compró 2 millones de toneladas. Los inventarios en soya bajaron también, de 95 millones de toneladas en 2019, a 86 millones de toneladas de hoy”.
Pronosticó que los precios FOB en Estados Unidos para el maíz amarillo duro, a julio de 2021, podría cotizarse entre US$200 y US$240 la tonelada, “cuando estamos acostumbrados a $170 dólares por tonelada”. Sobre la oleaginosa su proyección fue del rango de US$395 a US$481 por tonelada. “Vuelvo y digo: dependiendo de que la transición presidencial en Estados Unidos sea pacífica, que no haya cambios en la demanda china hacia arriba o hacia abajo, como tampoco en las cosechas”.
Por último, llamó la atención por lo que considera un mantenimiento de las importaciones colombianas de granos, que cerrará el año del Covid-19 con los mismos 9 millones de toneladas, entre ellos 4.6 millones de maíz y 1.6 millones de soya (grano y harina SBM). Como dato curioso dijo que para el Día de Acción de Gracias los estadounidenses se aprovisionaron de pavos más pequeños, “para cuatro personas y no para 20”, lo que podría ser un criterio de racionalización en la oferta que según él deben preparar los avicultores de cara a 2021.
El webinar fue despedido formalmente por el presidente ejecutivo de Fenavi, Gonzalo Moreno, quien a manera de conclusión general destacó que compartía la recomendación de no adquirir grandes inventarios de maíz en los próximos meses, pues “el arancel extracuota en 2021 será de 4.2%, es lo mismo que se gastaría en almacenaje”.
También expresó que como gremio se indagará sobre la admisibilidad fitosanitaria ante el ICA para los granos ucranianos, en especial del maíz amarillo duro. “Creemos que debe ser la única barrera, por fletes deben ser competitivos, ya que están vendiendo a países de Centroamérica, el Caribe y hasta vecinos nuestros del Pacífico como Ecuador y Perú”.